El presente artículo presenta un enfoque según el cual la pluralidad debe ser evaluada en tres dimensiones distintas: la de las orientaciones vitales fundamentales, la de los contextos o culturas, y la de las asociaciones o estructuras. Se discute el origen de esta tripartición en autores calvinistas contemporáneos, pero se muestra que su exitosa articulación de estas dimensiones puede ser apropiada por otras tradiciones.